La movilidad eléctrica no solo está transformando la forma de moverse, sino también la manera de entender el tiempo. La transición hacia los vehículos eléctricos plantea una ecuación distinta: los minutos que se invierten en la carga se compensan con años de mayor eficiencia, menos mantenimiento y una experiencia de conducción más tranquila, planificada y sostenible.
De acuerdo con el Ministerio de Minas y Energía y la Asociación Nacional de Movilidad Sostenible (Andemos), en Colombia ya circulan más de 58.000 vehículos eléctricos e híbridos (2025), un crecimiento del 247 % frente al año anterior. Este auge confirma que los usuarios están adoptando un nuevo ritmo con un menor tiempo de repostaje y más guiado por la eficiencia que ofrece la tecnología eléctrica.
Los tiempos de carga, uno de los temas más debatidos en torno a la movilidad eléctrica, hoy se interpretan de manera distinta. Una carga rápida puede llevar entre 20 y 60 minutos para alcanzar el 80 % de la batería, mientras que una carga doméstica puede extenderse entre 8 y 20 horas, dependiendo del tipo de cargador y capacidad del vehículo. Sin embargo, estos plazos se convierten en espacios de pausa y reorganización: tiempo para trabajar, descansar o reconectarse, mientras el vehículo se prepara para volver a moverse.
Por otro lado, la vida útil de los vehículos eléctricos y especialmente de sus baterías, avanza a un ritmo más sostenido. De acuerdo con el Departamento de Energía de Estados Unidos (DOE), las baterías modernas mantienen hasta el 90 % de su capacidad tras ocho años de uso, y los costos de reemplazo han disminuido más del 80 % desde 2013. Esto significa que los conductores pueden proyectar un uso prolongado y estable de sus vehículos, con un mantenimiento mucho más simple: sin cambios de aceite, sin correas, sin transmisiones complejas.
“Hablar de tiempos en movilidad eléctrica es hablar de calidad de vida. Lo que antes se medía en minutos de carga hoy se traduce en años de tranquilidad, menor impacto ambiental y una relación más consciente con la tecnología”, explica Juan Carlos López, Gerente General de Changan y Deepal en Colombia. “El vehículo eléctrico cambia la ecuación: ya no se trata solo de moverse más rápido, sino de vivir mejor.”
Un nuevo ritmo de vida más consciente y sostenible
La infraestructura de carga también está evolucionando. Actualmente, Colombia cuenta con más de 2.000 puntos públicos de carga, con un crecimiento del 40 % frente al año anterior según la UPME del Ministerio de Minas, (2025). Las ciudades principales lideran la instalación de estaciones rápidas y ultrarrápidas, que permiten recuperar autonomía en menos de una hora. Sin embargo, más allá del número de cargadores, el verdadero cambio ocurre en la mentalidad de los usuarios: integrar la carga como parte natural de su rutina.
En este contexto, los nuevos Deepal S05 y S07 representan una respuesta concreta al balance entre tiempos de carga y tiempos de vida. Ambos modelos incorporan la tecnología de rango extendido enchufable (EREV), una innovación que combina la propulsión eléctrica con un generador a gasolina que recarga la batería en movimiento, eliminando la ansiedad por la autonomía. Esta tecnología permite autonomías combinadas superiores a los 1.000 kilómetros, optimizando el tiempo de uso y reduciendo la dependencia de puntos de carga públicos, sin renunciar a la experiencia 100 % eléctrica.
Este “nuevo ritmo” que imponen los eléctricos combina tecnología, sostenibilidad y bienestar. En lugar de concebir la movilidad como un acto inmediato, los usuarios comienzan a verla como una experiencia continua: silenciosa, limpia y con menos interrupciones. Mientras el tiempo de carga se mide en minutos, el de vida útil y de impacto positivo se mide en años.

