De acuerdo con la más reciente Guía de Inversión Extranjera en Latinoamérica, elaborada por un equipo regional de abogados de BDO, aunque Colombia registró en 2024 una caída del 17,6 % frente al año anterior en flujos de inversión extranjera directa (IED), llegando a un monto de USD 10.808 millones, el país se mantuvo entre los mayores receptores de capital extranjero en América Latina.
Pese a la volatilidad de factores internos y externos, el país sigue consolidándose como destino estratégico para los capitales que llegan a la región. El estudio proyecta que, durante lo que resta del año 2025, estos flujos volverán a crecer de forma significativa, impulsados por proyectos de nearshoring y el interés creciente en sectores como energía, infraestructura y servicios empresariales.
Marco regulatorio: apertura con seguridad jurídica
La guía de BDO Legal resalta que la fortaleza del caso colombiano radica en un marco regulatorio moderno. Desde la Constitución de 1991, el régimen de IED ha evolucionado y hoy está reglamentado por la Circular Externa DCIP‑83 del Banco de la República.
Todos los procesos asociados a inversión extranjera en Colombia (registro, actualizaciones y cancelaciones) se realizan de manera virtual a través del Sistema de Información Cambiaria del Banco de la República. Este punto operativo tiene impacto directo en costos de cumplimiento y tiempos de entrada de nuevos proyectos. Además, el régimen colombiano no exige autorización previa para realizar inversión extranjera, salvo excepciones en defensa y seguridad nacional, lo que reduce los trámites discrecionales y aporta mayor agilidad a los procesos de entrada de capital.
Según David Mayorga, Socio Líder de Legal de BDO en Colombia «Lo que estamos viendo es que Colombia no solo está atrayendo capital por tamaño de mercado, sino por eficiencia operativa. En muchos sectores, la facilidad de entrada y la trazabilidad cambiaria se han convertido en ventajas competitivas frente a otros países de la región.»
Panorama regional
El desempeño colombiano se observa en un panorama mixto; mientras algunos países endurecen controles en sectores estratégicos, otros priorizan apertura con incentivos. Para los equipos de inversión, esto exige navegar marcos distintos y planificar según diferentes escenarios.
En ese mapa, Costa Rica marcó un hito en 2024 (USD 4.321,6 millones; +14 % interanual), apuntalado por zonas francas y capital humano bilingüe. Chile mostró en el primer trimestre del 2025 entradas netas de IED por USD 108 millones y superávit de cuenta corriente por USD 630 millones, señal de resiliencia financiera. Panamá, plataforma logística regional, cerró 2024 con USD 2.832 millones de IED, apoyado en regímenes como SEM y EMMA.
Este vecindario dinámico refuerza la propuesta de valor de Colombia: reglas claras, digitalización de trámites y ausencia de autorizaciones previas en la mayoría de las actividades.
«De cara al 2026, el reto no es solo atraer capital, sino convertirlo en presencia sostenible. Colombia tiene la oportunidad de consolidarse como un Hub de inversión si mantiene su apertura regulatoria y continúa facilitando la ejecución de proyectos reales en el territorio» finaliza Mayorga.

