La digitalización de servicios financieros, trámites públicos, comercio electrónico y trabajo remoto avanzó con fuerza en América Latina durante los últimos años. Sin embargo, ese crecimiento vino acompañado de un aumento sostenido del fraude digital, la suplantación de identidad y los ataques basados en ingeniería social, obligando a empresas y organismos públicos a repensar cómo se construye la confianza en entornos virtuales.
En este nuevo contexto, la identidad digital dejó de ser un proceso técnico aislado para convertirse en un componente estructural de la experiencia online. Así lo analiza Ricardo Patiño, ingeniero de Preventa de OCP TECH, quien trabaja en la implementación de soluciones de verificación de identidad e inteligencia artificial aplicada en distintos países de la región.
De la validación inicial a la confianza continua
Durante años, la seguridad digital se apoyó en controles puntuales: un usuario validaba su identidad al momento del registro y, a partir de allí, el sistema asumía que esa identidad se mantenía confiable. Ese modelo, hoy, resulta insuficiente frente a un ecosistema digital caracterizado por accesos distribuidos, múltiples dispositivos y operaciones en tiempo real.
Desde la experiencia de proyectos regionales, Patiño sostiene que la identidad digital debe entenderse como un proceso continuo, capaz de evaluarse a lo largo de toda la relación entre el usuario y la plataforma. La incorporación de inteligencia artificial permite analizar patrones de comportamiento, contexto de uso, dispositivos y señales de riesgo, ajustando dinámicamente los niveles de autenticación sin afectar la experiencia del usuario.
Este enfoque no solo eleva los estándares de seguridad, sino que también reduce fricciones en procesos clave como el onboarding digital, el acceso a servicios o la validación de transacciones sensibles.
Inteligencia artificial, pero explicable
A medida que la inteligencia artificial asume un rol central en la toma de decisiones críticas, surge una exigencia transversal en la región: que esos sistemas sean comprensibles, auditables y alineados con los marcos regulatorios locales.
En sectores como finanzas, gobierno, salud o telecomunicaciones, la posibilidad de explicar por qué un sistema valida o rechaza una identidad resulta tan importante como la decisión en sí. Desde esa perspectiva, Patiño remarca la necesidad de modelos de IA explicables, que permitan trazabilidad, revisión y cumplimiento normativo.
Esta demanda cobra especial relevancia en países como Argentina, Perú, Colombia, Ecuador y Panamá, donde la digitalización avanza en paralelo con regulaciones cada vez más enfocadas en la protección de datos y la transparencia de los procesos automatizados.
Confianza, soberanía y control de los datos
Otro eje que atraviesa el debate sobre confianza online en América Latina es el control de la información. La región muestra una creciente preocupación por la localización de los datos, el cumplimiento normativo y la dependencia de infraestructuras externas.
En ese marco, la posibilidad de desplegar soluciones de identidad digital e inteligencia artificial bajo esquemas de soberanía tecnológica se vuelve un factor clave para organizaciones públicas y privadas. Patiño explica que la confianza no se construye únicamente desde la seguridad técnica, sino también desde la certeza sobre dónde se procesan los datos y quién tiene control sobre ellos.
Este enfoque resulta especialmente relevante en proyectos de transformación digital del Estado, servicios financieros y plataformas que manejan información sensible de millones de usuarios.
El impacto del fraude en la experiencia digital
Los documentos analizados coinciden en un punto: el crecimiento del fraude digital en América Latina no solo genera pérdidas económicas, sino que erosiona la confianza de los usuarios y frena la adopción de servicios digitales.
La suplantación de identidad, el acceso no autorizado y el uso indebido de credenciales obligan a las organizaciones a reforzar sus esquemas de autenticación. Sin embargo, los modelos excesivamente rígidos suelen generar abandono, reclamos y deterioro de la experiencia.
Desde la práctica regional, Patiño plantea que el desafío consiste en encontrar un equilibrio entre seguridad y usabilidad, combinando biometría, análisis de comportamiento, autenticación multifactor y modelos de riesgo adaptativos que respondan al contexto de cada interacción.
Un estándar emergente para la región
El avance del trabajo híbrido, los servicios digitales y la economía basada en plataformas está redefiniendo la noción de confianza en América Latina. Hoy, validar identidades, proteger accesos y garantizar integridad digital ya no es solo una cuestión tecnológica, sino una condición básica para competir y crecer. La experiencia regional muestra que la confianza online no se construye con soluciones aisladas, sino con estrategias integrales que integren tecnología, regulación, experiencia de usuario y control de datos. En ese camino, la identidad digital inteligente se consolida como uno de los pilares sobre los que se apoya el futuro de la economía digital latinoamericana.

