En un contexto donde las empresas colombianas enfrentan un incremento sostenido de los ciberataques, que generaron pérdidas superiores a los $800 millones de dólares en 2024, según el Centro Cibernético de la Policía Nacional, la ciberseguridad ya no se percibe únicamente como una barrera defensiva, sino como un activo estratégico de crecimiento y competitividad.
La ciberseguridad ha pasado de ser un gasto reactivo a una inversión de retorno comprobado. De acuerdo con el informe Cost of a Data Breach 2025 de IBM, el costo promedio de una brecha de datos en América Latina alcanza los $2.84 millones de dólares, mientras que las empresas que invierten preventivamente logran ahorros de hasta $900.000 dólares gracias a la automatización y la inteligencia artificial en seguridad.
La conciencia actual reconoce que una estrategia de ciberseguridad madura no solo protege los activos, sino que genera valor tangible para el negocio a través de cuatro pilares fundamentales:
- Confianza y Reputación: Se consolida la confianza con clientes y socios, fortaleciendo la marca y la lealtad.
- Habilitación de la Innovación: Permite la adopción segura de nuevas tecnologías (IA, IoT, Cloud), acelerando la comercialización de productos y servicios.
- Ventaja Competitiva: Cumplir con altos estándares de seguridad se ha convertido en un requisito indispensable para ganar licitaciones y contratos clave.
- Resiliencia Operacional: Garantiza la continuidad del negocio ante incidentes, protegiendo los ingresos y la posición en el mercado.
“Invertir en ciberseguridad no solo protege, sino que habilita nuevos negocios, fortalece la reputación de marca y consolida la confianza de clientes e inversionistas. Cada dólar invertido en prevención puede evitar pérdidas multimillonarias y garantizar continuidad operativa, algo fundamental en un entorno de amenazas cada vez más sofisticadas”, afirma Óscar Díaz, Chief Commercial Officer de ERC Colombia.
El impacto reputacional también es significativo. Según el informe «Digital Trust Insights” de PwC, el 85% de los consumidores dejaría de hacer negocios con una empresa si duda de sus prácticas de seguridad, mientras que el 84% de los compradores B2B son más leales a compañías con altos estándares de protección digital.
En este contexto, una estrategia de ciberseguridad robusta se ha convertido además en un requisito esencial para la internacionalización de las empresas colombianas. Más allá de proteger los activos digitales, funciona como un pasaporte regulatorio y un motor de crecimiento transnacional. Cumplir con normativas internacionales como el Reglamento General de Protección de Datos (GDPR) permite a las compañías ofrecer servicios en la Unión Europea, mientras que certificaciones como ISO 27001 se han transformado en la llave de acceso a contratos internacionales en sectores como finanzas, tecnología y retail.
Ejemplos locales confirman la tendencia. Empresas como Arturo Calle han podido expandirse a Centroamérica gracias a la modernización de su infraestructura de seguridad, logrando una mejora del 75% en eficiencia operativa, según reportes de Fortinet. En el sector financiero, iniciativas como el CSIRT Financiero de Asobancaria posicionan la colaboración y el intercambio de información como claves para la confianza digital.
Tendencias: el futuro de la seguridad digital como motor empresarial:
ERC Colombia proyecta que, en los próximos 3 a 5 años, la relación entre ciberseguridad y crecimiento empresarial será aún más estrecha. Entre las principales tendencias se destacan:
- IA confiable y ética: las empresas que garanticen seguridad en sus modelos de inteligencia artificial liderarán el mercado.
- Resiliencia cibernética: la continuidad operativa frente a incidentes será un valor competitivo clave.
- Seguridad como criterio ESG: la ciberseguridad se consolida como parte esencial del pilar de “Gobernanza” en los criterios ambientales, sociales y de gobernanza.
- Seguridad autónoma: la automatización será indispensable ante la escasez de talento especializado.
“La ciberseguridad será el lenguaje de los negocios del futuro. Las organizaciones que la integren desde la estrategia generarán confianza, reputación y crecimiento sostenible”, concluye Óscar Díaz.
Finalmente, los datos de la industria confirman que una estrategia de ciberseguridad bien comunicada y certificada es una herramienta proactiva de desarrollo de negocio. Permite a una organización diferenciarse al posicionarse como un socio fiable y de bajo riesgo, un atributo fundamental para atraer tanto a clientes finales como a aliados estratégicos.