Una de cada diez personas en el mundo es zurda, pero las cifras disponibles varían en cada país. En México, se estima que 11% de la población tiene una habilidad zurda, pero en lugares como en China, donde la estigmatización de estas personas todavía está muy presente, solo 3.5% de la población usa predominantemente la mano izquierda.
El Día Internacional del Zurdo, que se celebró el pasado 13 de agosto, es una fecha que sirve para darle visibilidad a estas personas en un mundo diseñado para diestros y recordar que ser zurdo no tiene nada que ver con mala suerte, ni ninguna de esas creencias místicas que en el pasado se asociaban con la zurdera.
De igual manera, el día nos recuerda la importancia de aceptar las diferencias de los demás y la necesidad de diseñar el mundo de manera inclusiva, para quitar de en medio las barreras que impiden que todas las personas experimenten su vida plenamente.
De acuerdo con un estudio, para una persona zurda, el esfuerzo de adaptación al mundo de los diestros representa daños mentales, como migraña y bipolaridad, y problemas mentales como escoliosis y dolores lumbares, entre otros.
Una vía para mejorar la vida de las personas zurdas es el diseño inclusivo, que para frog, firma líder en diseño, innovación y estrategia, es un proceso de diseño en el que un producto, servicio o experiencia están optimizados para una persona con necesidades específicas.
En el diseño inclusivo se intenta atacar la discapacidad social, en la que se asume que es el entorno y no la persona quien debería adaptarse a habitar o utilizar un producto o espacio específico. Esto es lo que ocurre con las personas zurdas, así lo hace notar un estudio elaborado por la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez, en el que el 92.3% de las personas zurdas dijeron que, tras permanecer sentadas un día de clases en una banca para diestros, presentaron dolor de espalda.
Charles Yust y Tammy Baird, del estudio de frog en San Francisco, Estados Unidos, consideran que la verdadera conclusión en torno al diseño inclusivo es que no solo permite un mayor acceso a productos, servicios y experiencias, sino que amplía el horizonte de la innovación, la creatividad y el diseño para todos, independientemente de su capacidad.
Por ello, quienes diseñan productos, servicios y experiencias deben pensar que las personas van a interactuar con dichos diseños de manera muy particular, y lo que menos necesitan es que se les pongan barreras y restricciones.
frog comparte cinco puntos clave para asegurarse de que los procesos relacionados con el diseño y desarrollo de productos, servicios y experiencias sean inclusivos desde el principio:
• Contratar equipos diversos y fomentar una amplia gama de perspectivas es ideal para contar con un panorama amplio, que permita ver más allá de lo obvio y que realmente sea sensible a necesidades variadas.
• Reclutar un conjunto diverso de participantes en la investigación de usuarios es esencial para integrar visiones diferentes y contrastadas, que ayuden a considerar factores que podrían ser relevantes más adelante en la investigación.
• Diseñar experiencias inclusivas desde el principio, teniendo en mente a grupos amplios y variados, con diferentes necesidades y expectativas, con la finalidad de que ninguna persona se sienta ajena.
• Aprovechar la tecnología de manera que haga que las experiencias sean más inclusivas. Las soluciones tecnológicas deberían ayudar a cerrar la brecha de inclusión en lugar de acentuarla.
• Considerar la representación, el marketing y la divulgación del producto. Una vez que el diseño está completado, hay que considerar cómo se va a comunicar, todo debe guardar coherencia; si hacemos algo inclusivo, la manera de presentarlo y comunicarlo también deben ser inclusivas y accesibles.
Queda claro que, en el caso de las personas zurdas, el diseño inclusivo es un aliado que sabe que 10 de cada 100 personas en el mundo que tienen zurdera merecen experimentar el mundo al máximo.
