NoticiasTecnología

La digitalización de la banca está acelerando el sector financiero de América Latina

La adopción de los teléfonos inteligentes ha llevado a muchos sectores económicos de América Latina a buscar estrategias innovadoras

Por: Edgardo Torres, director general de Mambu LATAM

La digitalización presenta nuevas oportunidades al sector bancario de América Latina para satisfacer rápidamente las demandas de los clientes, mejorar la seguridad y ganar participación en el mercado.

La adopción de los teléfonos inteligentes ha llevado a muchos sectores económicos de América Latina a buscar estrategias innovadoras de digitalización para atraer a los consumidores que están siempre conectados. El sector de la banca no fue diferente, ya que las empresas se asociaron con fintechs y plataformas de nube de Software como Servicio (SaaS por sus siglas en inglés) desde hace bastante tiempo para reposicionarse en sus mercados. A pesar de la evolución de sus estrategias de digitalización, muchas instituciones financieras latinoamericanas han tratado de transformar sus sistemas de core bancario tradicionales en los últimos años para mejorar la seguridad, reducir los costos y hacer crecer sus bases de clientes. La pandemia del COVID-19 aceleró esta tendencia, obligando a los ejecutivos bancarios a redoblar sus esfuerzos para satisfacer las cambiantes necesidades y expectativas de los clientes. La pandemia por lo tanto impulsó la necesidad de soluciones de digitalización más ágiles y confiables. Aquellas instituciones financieras que tengan la visión para implementar estos estándares de digitalización más robustos, se encontrarán en una posición estratégica para liderar sus entornos competitivos.

Nuevos elementos y cambios en el comportamiento de los consumidores

Varias tendencias impulsaron a los bancos latinoamericanos a acelerar sus iniciativas de digitalización. En primer lugar, la adopción de teléfonos inteligentes en la región pasó del 46% en 2015 al 72% en 2020, aumentando drásticamente la necesidad de servicios bancarios digitales confiables y seguros. Es decir, la pandemia del COVID-19 redujo dramáticamente la actividad de los clientes en los canales de banca minorista (retail).  Ambas tendencias aceleraron el cambio que estaban haciendo los consumidores de transar en la banca tradicional para seleccionar las fintechs, lo que hizo que la inversión regional en estas últimas pasara de 50 millones de dólares a 2.100 millones en los últimos cinco años.

A pesar de que varios líderes financieros latinoamericanos han implementado iniciativas de digitalización transformadora, todavía hay mucho por hacer, ya que la tasa de bancarización de América Latina sigue siendo relativamente baja (solo el 49% de los latinoamericanos tiene acceso a servicios bancarios). Esta brecha en el acceso fomenta un exitoso ecosistema de fintech compuesto por más de 1.166 emprendimientos que compiten por poblaciones anteriormente no bancarizadas. Además, un reciente estudio de Mambu descubrió que la escasez de información financiera de fácil acceso llevó al 56% de los clientes bancarizados a creer que las instituciones financieras deberían educar a los consumidores sobre sus finanzas, mientras que el 65% de las personas no bancarizadas declararon estar insatisfechas o indiferentes frente a sus perspectivas financieras. Los bancos tradicionales que presentan el material educativo financiero a los clientes actuales y potenciales de forma transparente pueden subir significativamente su goodwill  entre los clientes existentes y atraer a otros de la competencia.

Proteger la infraestructura bancaria

Recientemente Mambu, la única plataforma bancaria en la nube verdaderamente SaaS del mundo, se asoció con The Economist para encuestar a 105 ejecutivos bancarios latinoamericanos, quienes revelaron que la seguridad de los datos es su principal motivo para la digitalización. Esta ha sido una preocupación constante para las instituciones financieras, ya que la región es especialmente vulnerable a los ataques cibernéticos. De acuerdo con un informe de la Organización de Estados Americanos (OEA), al menos nueve de cada diez entidades bancarias sufrieron ataques cibernéticos durante 2018, de los cuales el 37% de los bancos de la región fueron víctimas de ataques exitosos. En 2017, el costo total anual de la respuesta y recuperación de incidentes de seguridad digital de las entidades bancarias fue de aproximadamente 809 millones de dólares.

La digitalización permite a las empresas basar su infraestructura en la nube a través de plataformas como Amazon Web Services (AWS), Google Cloud Platform (GCP) y Microsoft Azure, garantizando así las constantes actualizaciones de seguridad. El estudio “Electrifying Cloud Migration with Strategy and Services” de Finextra, encontró que «al trabajar con proveedores como Mambu, que operan con Amazon Web Services (AWS), las empresas pueden escalar su negocio bancario e innovar más rápido mientras operan en un entorno seguro y conforme a las normativas. […] Las extremas normas de seguridad de los proveedores de la nube están respaldadas por un fiuerte historial […] que es igual de seguro, si no más, que en los servidores on-premises, lo que proporciona el entorno ideal para lanzar y escalar a las necesidades del momento». Por el contrario, la falta de agilidad de los antiguos sistemas legados o de desarrollo interno, los hace más susceptibles de sufrir hackeos y otros ciberataques.

Bajando los costos, impulsando las oportunidades

Muchos bancos digitales aprovechan la tecnología para reducir los costos operativos. Las grandes instituciones bancarias tradicionales tienen un promedio de relación costo-ingreso (CIR) de entre el 45% y el 55%, mientras que los principales bancos digitales tienen un CIR de entre el 32% y el 40%. Aunque los costos iniciales de la digitalización y la migración a la nube pueden ser elevados, estos pueden bajar hasta un 70% y ofrecer un retorno de la inversión (ROI) del 15% en los primeros años. Según el informe de McKinsey & Co. «Disrupting the Disruptors: Business Building for Banks», la digitalización permite a las empresas racionalizar su arquitectura tecnológica, reduciendo así los costos asociados a la infraestructura legado. Además, el aumento de los servicios digitales otorga a las instituciones financieras la capacidad de reducir o cerrar costosas sucursales (las sucursales físicas representan entre el 20% y el 30% de los costos operativos de los bancos).

Un estudio de Oliver Wyman reveló que los bancos tradicionales gastan un promedio de 150 dólares para adquirir cada nuevo cliente, mientras que sus competidores digitales solo gastan 30 dólares. Esto permite a los bancos digitales ofrecer tarifas de servicio más bajas y atender a un sector más amplio de la población en la región. Además, según el informe de McKinsey & Co. «Transforming the US Consumer Bank for the Next Normal», la pandemia de COVID-19 y los correspondientes bloqueos aceleraron la necesidad de los bancos de ofrecer servicios digitales confiables, accesibles y seguros a los clientes que no pueden utilizar la infraestructura de la banca retail. Solo la digitalización permite a las instituciones financieras reaccionar rápidamente a la creciente demanda de productos y servicios digitales por parte de sus clientes.

Los altos costos de los bancos tradicionales latinoamericanos asociados al mantenimiento de cuentas de bajo valor son un gran obstáculo para la adquisición de nuevos clientes. Tienen una eficiencia costo-beneficio muy baja, ya que los gastos operativos representan el 3,9% de los activos (1,5% más que la región más cercana). Esto se traduce en una enorme oportunidad de mercado, la cual está siendo atacada por los nuevos incumbentes. Por lo tanto, la digitalización podría crear importantes mejoras en el mantenimiento y la entrega de cuentas, ya que las redes de sucursales y los sistemas de gestión de efectivo siguen siendo la mayor fuente de presión sobre los presupuestos. De igual manera, un estudio de Mambu reveló que los bancos tradicionales de tamaño mediano y grande (aproximadamente 5 millones de clientes) podrían perder hasta el 30% de sus bases de clientes en los próximos cinco años a medida que estos busquen más servicios digitales. Por lo tanto, no adoptar la digitalización prácticamente garantiza una disminución constante de las bases de clientes de los bancos tradicionales, impactando de igual manera su participación de mercado.

El futuro es ahora

La digitalización bancaria es claramente el presente y el futuro de las finanzas en América Latina. La demanda de los consumidores de recibir servicios financieros más completos, convenientes e inclusivos seguirá acelerándose. Los neobancos y la innovación que traen las fintechs harán que el mercado sea más competitivo. Los bancos tradicionales tratarán de superar a estos, asociarse con ellos o adquirirlos, porque reconocen claramente que actuar sobre estas oportunidades les asegurará el futuro, ayudando a consolidarse como líderes del mercado. Sin embargo, los competidores que no hagan nada, seguirán perdiendo clientes, participación de mercado y ganancias.

Carlos Cantor

Carlos Cantor

GeekAdicto
Ingeniero industrial apasionado por la tecnología. Colombiano amante de la cerveza. Adicto a los E-sports.