El fraude financiero es una de las problemáticas más serias que enfrentan los ciudadanos y las instituciones en Colombia. Las estafas digitales, el robo de datos y las suplantaciones de identidad no solo generan pérdidas económicas, sino que también debilitan la confianza en el sistema financiero, en las entidades del Estado y en las plataformas digitales.
Según cifras internacionales de Juniper Research, el fraude en comercio electrónico pasará de costar 44.300 millones de dólares en 2024 a más de 107.000 millones en 2029, lo que evidencia la urgencia de actuar con soluciones efectivas.
Ante esta amenaza creciente, algunas compañías colombianas están apostando por el desarrollo de tecnologías para combatir el fraude desde su origen. BYTTE SAS, empresa especializada en identidad digital, propone un nuevo tipo de tarjeta de pago que usa tecnología biométrica dactilar, en alianza con Thales Group, líder global en tecnologías digitales seguras.
“La trazabilidad es la nueva transparencia”, afirmó Muller Pedrozo, director ejecutivo de BYTTE, al destacar que el uso responsable de los datos biométricos no solo fortalece la seguridad, sino que permite construir confianza institucional basada en evidencia y ética.
Muller resaltó que esta tarjeta responde a una necesidad urgente en el país: prevenir el fraude en canales físicos y digitales, protegiendo tanto a personas como a entidades financieras.
Aunque a simple vista parece una tarjeta convencional, esta solución incorpora un sensor de huella dactilar, almacenamiento seguro en el chip y un LED que confirma visualmente la autenticación. Solo el titular, al colocar su dedo sobre la tarjeta, puede autorizar un pago. Así, se elimina la necesidad de contraseñas, firmas o tokens físicos.
Las validaciones biométricas se realizan directamente en la tarjeta, sin enviar datos a servidores externos. Esto mejora la privacidad y reduce el riesgo de interceptación o suplantación.
Existen dos modalidades de activación: autogestionada, a través de la app del banco, donde el usuario puede enrolar su huella desde su celular; y asistida, en una sucursal bancaria o visita en sitio, con validación presencial de identidad y captura de la huella y/o rostro. Una vez activada, la tarjeta permite compras presenciales y en línea con autenticación por huella, integrando tecnologías como qVSDC (quick Visa Smart Debit/Credit) y validaciones fuera de banda desde la app del banco.
El combate al fraude no solo requiere tecnología avanzada, sino también una visión integral que conecte políticas públicas, educación digital y transformación empresarial. Así lo señalaron Viviana Vanegas, directora de Desarrollo Digital del Departamento Nacional de Planeación (DNP), y Mauricio Sanabria, decano de la Facultad de Administración de Empresas de la Universidad del Rosario, quienes coincidieron en la necesidad de articular esfuerzos.
Vanegas propuso la creación de una “canasta básica TIC” que garantice conectividad, dispositivos y formación digital para todos los colombianos. Advirtió sobre la “pobreza digital”, que deja a muchas personas fuera de la economía digital y más expuestas al fraude. Por eso, insistió en una gobernanza multiactor que permita construir soluciones seguras, sostenibles y centradas en las personas.
Sanabria señaló que la biometría es clave en la cuarta revolución industrial, al integrar lo digital, lo biológico y lo físico. Enfatizó que el éxito de una tecnología radica en ofrecer soluciones simples para el usuario, pese a su complejidad interna, como lo ejemplifica la tarjeta biométrica bajo el concepto de “simplejidad”. También subrayó la importancia de generar conocimiento adaptado al contexto colombiano y construir confianza tecnológica desde el humanismo y la colaboración interinstitucional. El fraude en Colombia no distingue entre usuarios bancarios, pequeñas empresas o grandes entidades: todos están expuestos. En este contexto, los nuevos desarrollos tecnológicos surgen como soluciones concretas, escalables y alineadas con los principios de seguridad, usabilidad y protección de la identidad. A medida que se implementan estas soluciones, también se fortalece el ecosistema digital del país y se abren nuevos caminos para una transformación segura, ética y centrada en el ciudadano. Esta fue la primera de una serie de conversaciones denominadas Mesas de Confianza, que reúnen a expertos del sector público, privado y académico para abordar los retos de la identidad digital en Colombia.